Si trabajas como profesional en el mundo de tecnología, eres una persona probablemente afortunada.
Al menos en Chile, la mitad de las personas con algún tipo de empleo gana alrededor de $400.000 pesos chilenos o menos (unos USD 600) al mes.
Si miro lo que dice Get on Board sobre los salarios en casi todos los roles veo que el rango desde Junior a Senior está cubierto en un rango desde unos USD 1000 hasta unos USD 5000 al mes. O sea, en términos generales estamos entre ~2x y ~8x comparados con de la mediana.
¡Lo que es genial! De hecho en un mundo cada vez más global y donde el trabajo remoto o distribuido hace que las fronteras importen menos y el talento es cada vez más demandado, podría argumentarse que son salarios relativamente bajos en dicha escala global.
Yo no soy quien para decirte qué hacer o no hacer con tu plata. Pero como escribo un newsletter no me queda otra que sugerirte algo importante y que es el único tip de esa entrega.
Ahorra.
(Si es que puedes. Mientras más joven, probablemente más puedes)
Hace una década atrás hice un MBA por accidente.
Primero que todo no estaba en mis planes estudiar cosas relacionadas con negocios. De hecho no estaba en mis planes estudiar nada en absoluto. Claro, por mucho tiempo había tenido la aspiración de estudiar “afuera”, en el extranjero. Pero ya llevaba varios años estudiando en modalidad vespertina y acababa de sacar finalmente la ingeniería. Con eso me quitaba el apodo de “semi-ingeniero” con que a mi hermano le gustaba bromear (y que desde una forma media freak a mí igual me daba cierto orgullo: algo estaría haciendo bien en lo profesional que nunca fue un tema no tener el título). Era el momento de tener un respiro.
Hasta que llegó correo. O mejor dicho, carta. De esas de papel, que hoy odio recibir porque seguro significa que le debo plata a alguien o que me pasaron un parte.
La carta era de la Universidad de Chile, invitándome a postular a una beca para el Global MBA. En esa época el programa ofrecía una beca 100% (cortesía del boom del cobre y Minera Escondida). Ahora, yo no había terminado mis estudios en la Chile, así que seguro me mandaron la invitación por error 😂 .
¡Pero justo había conseguido mi cartón en la USACH! Así que cumplía con los requisitos.
¿Qué pierdo con postular? (Hoy diría “el radio de explosión es cero”, pero en ese entonces no hablaba así).
Postulé y creo que me fue bien en las pruebas menos en la entrevista sicológica. O esa es mi tincada. Fue mi primera y hasta ahora única entrevista sicológica. Bueno, dos si cuento la grupal (una experiencia bien surrealista porque te hacían un simulacro raro donde te miran por un espejo de esos que no se ve de un lado, tipo interrogatorio del FBI y donde todo el mundo es mega consciente que te están evaluando y seguro estás compitiendo con tus compañeros de simulación 🤷🏻♂️). Pero yo creo que no acerté a los colores o las manchas o algo de la otra entrevista, la individual.
Porque después recibí una llamada para ir a una nueva entrevista que no salía en ninguna parte del proceso. Además era un día Sábado, en medio de un fin de semana largo (semana santa). Obvio que fui. “Total si quieren hablar conmigo significa que no se ha perdido la esperanza aún”.
La entrevista fue bien ruda, con preguntas donde uno quedaba bien a la defensiva. Igual preguntas razonables, pero híper directas. Por ejemplo: “¿Si antes no terminaste una carrera como sabemos que acá no dejarás esto botado y nosotros malgastamos la beca?”
Fueron fácil unas 6 o 7 preguntas de ese tipo, donde me sentía como boxeador arrinconado tratando de responder casi por el honor no más. Hasta que en una pregunta salí jugando. Me dijeron que la beca me daría una mensualidad para mantención pero que no sería similar a mi sueldo. Que cómo pensaba solventar ciertos gastos que había transparentado en la entrevista que a esas alturas ya se sentía como interrogatorio donde todo lo que digas puede ser usado en tu contra 😅 .
Mi respuesta: “Tengo ahorros suficientes como para tomarme un año sábatico”.
Uno de los entrevistadores (un académico de lujo, con pergaminos locales varios) replicó “ojalá yo pudiera decir lo mismo”.
No creo que me hayan becado por tener ahorros (además los gasté todos en viajes durante las pausas en las clases que tuve en Australia), pero me quedó muy grabada esa parte. Un viejo crack mega respetado me dijo con auténtica envidia-buena-onda que yo, en ese entonces un muchacho de 27 años, tenía algo que a él le encantaría tener.
Años después un querido mentor me contó de un fenómeno que observaba entre sus clientes, muchos de ellos exitosos ejecutivos de empresas locales o regionales. Me contó que algunos eran esclavos de su sueldo. Que querrían hacer otras cosas, cambiar de aire, o emprender. Pero no podían darse el lujo de ganar menos que lo que sea que ganan (que fácil se traduce a que en un mes necesitan de sueldo lo mismo que un chileno medio gana en dos años).
Rápidamente me di cuenta que no es algo exclusivo de quienes ganan los sueldos más altos del mundo mundial. Como dije al principio, muchos de nosotros ganamos sueldos relativamente altos también.
El problema es que si vives con el prespuesto al límite (o sobre el límite, vía deudas) entonces tu opcionalidad se reduce dramáticamente. Opcionalidad se traduce a más autonomía. Opcionalidad se traduce a tener mejores “BATNAs” a la hora de negociar.
Tener opcionalidad es lo que te permite tomar apuestas o saltos en tu vida que potencialmente pueden tener muuucho impacto. Puede ser la opción de un año sabático, la opción de emprender, la opción de arriesgar un poco de plata aprendiendo sobre criptomonedas, la opción de unirte a un emprendimiento o la opción de dedicarte a ser profesor por un semestre. También puede ser la opción de mandar a la cresta (pero con respeto 😉 ) a un jefe o empleador poco razonable, porque hay otras cosas en la vida que valen tanto o más que un par de lucas adicionales.
En mi caso junté mis ahorros con la flexibilidad que me dió Continuum (que me permitió trabajar part-time durante el magister — 👀 ahí que hay montón de fuentes de opcionalidad en la vida que es bueno aprender a identificar) y viví el sueño que tuve por mucho tiempo de estudiar afuera y aprovechar la instancia para conocer y viajar un montón. Y en el magister mismo también viví experiencias inolvidables e inesperadas.
De vuelta a lo práctico, ahorrar tiene un doble efecto en tu opcionalidad:
Puedes vivir con menos de lo que casualmente ganas ahora mismo, lo que te da margen de maniobra.
Te armas un colchón que te permite vivir con $0 ingreso por un tiempo.
No se trata de convertirte en monje budista y renunciar a tus posesiones ni nada por el estilo. Ni menos de que no negocies un buen sueldo. Al contrario, negocia bien y así puedes darte gustitos también. Comparte gustitos con los tuyos. El truco es que sean gustitos como gastos puntuales y no recurrentes. El mismo querido mentor me contaba que le encantaba poder decirle a su esposa “¿Y si nos vamos de viaje la próxima semana?” así de la nada, y tener los medios y la libertad para hacerlo.
Estoy seguro que ahorrar es parte de la fórmula. No toda. Pero parte de.
Mientras antes partes, menos cuesta.
Está re bueno este artículo, gracias por compartirlo Leo! Me entretuve harto leyéndolo y me hace muchísimo sentido. Me recordó a la "trampa de ratas" que menciona Kiyosaki en "Padre rico, padre pobre". Es una de esas cosas que se me quedó grabada, pese a haberla leído hace años.
Que buen Post. Ahorrar me cambio el futuro. Vengo de Venezuela y nuestra relación con el dinero es bastante anormal y deja traumas. Uno de esos traumas me ayudó. Viendo que mi capacidad de ahorro mensual no pasaba de 20 USD al mes ( siendo la mitad de mi salario como profesional) mi relación con el riesgo era mínima y un buen día como Lucas abajo, fui all in en criptomonedas con los pocos centavos ya hace varios años. Tuve la misma suerte que tu con un MBA en mi país, si mis notas bajaban del top 5 del aula tendría que pagarlo todo, me hubiese tomado 27 años y dos meses, me hubiese dejado sin esos 20 dolares de ahorro. Solo pague con canas y desveladas.
La titulación coincidió con la subida de las cripto hace varios años, vi los números y me alcanzaba para un vuelo de avión y dos meses viviendo a lo mínimo en cualquier lugar de LATAM. Fui a parar a México y en dos semanas ya estaba de nuevo en la cancha.
Sigo ahorrando como si no hubiese mañana, me da la tranquilidad de pensar que aunque todo puede irse a la chingada, al menos tendré una carta para poner en la mesa.